El pluriempleo en Argentina dejó de ser una excepción para convertirse en una norma. Según la Consultora C-P, el porcentaje de personas con más de un trabajo pasó del 8% en 2016 al 12% en 2024, lo que representa un incremento del 50% en ocho años.
Este fenómeno, que atraviesa distintas gestiones —desde el macrismo hasta el actual gobierno libertario—, se convirtió en lo que los especialistas definen como “una carrera de supervivencia”. Lo que antes era una válvula de escape ante la crisis, hoy es una estrategia forzada y cotidiana para millones de argentinos que necesitan sumar horas laborales para llegar a fin de mes.
El estudio de C-P lo define como “el cuarto mecanismo de ajuste” del mercado laboral, junto con la inflación, la pérdida salarial y la precarización.
El salario real, en caída libre
La misma consultora advierte que los ingresos de los trabajadores formales cayeron un 15% desde diciembre de 2023, mientras que en el sector informal el retroceso supera el 25%. En paralelo, la recesión productiva y la apertura importadora reducen la demanda de empleo formal y empujan a muchos a tareas eventuales o de plataformas digitales.
Desde el Centro de Estudios del Trabajo y el Desarrollo (CETyD) de la Universidad Nacional de San Martín señalan que el fenómeno ya no se limita a los sectores más vulnerables:
“El pluriempleo se volvió transversal: docentes, técnicos, trabajadores de servicios y hasta profesionales con formación universitaria combinan ocupaciones diversas para sostener un ingreso digno.”
A su vez, el CIFRA de la CTA de los Trabajadores aporta otro dato contundente: uno de cada tres asalariados formales gana menos que la canasta básica total, lo que demuestra que el empleo registrado ya no garantiza bienestar.
Reforma laboral y fragmentación del trabajo
Mientras el Gobierno nacional impulsa una reforma laboral, funcionarios como el ministro de Economía Luis Caputo y el secretario de Trabajo Julio Cordero insisten en la necesidad de “flexibilizar” convenios y atar los salarios a la productividad.
Para los analistas del mundo laboral, estas medidas podrían institucionalizar la fragmentación del trabajo y debilitar aún más la negociación colectiva, un pilar histórico del sindicalismo argentino.
“Sin recomposición salarial ni fortalecimiento del empleo formal, la política laboral se reduce a una mera administración del empobrecimiento”, sostiene el informe de la consultora C-P.
El costo humano del pluriempleo
El pluriempleo no refleja dinamismo económico, sino vulnerabilidad social. Representa la necesidad de multiplicar esfuerzos para sostener un poder adquisitivo que se erosiona mes a mes.
Desde la CGT advierten que el fenómeno plantea un desafío estructural:
“La negociación colectiva debe repensarse en un país donde millones de trabajadores ya no tienen un solo empleo, sino varios, y todos insuficientes.”
Por eso, las centrales obreras buscan reinstalar en la agenda la reducción de la jornada laboral, la actualización del salario mínimo y la protección de los nuevos formatos de empleo, especialmente los vinculados a las plataformas digitales.
“El tiempo libre desaparece”
El sociólogo y economista Ricardo Aronskind, del Foro de Economía y Trabajo, sostiene que el pluriempleo “es la expresión más nítida del fracaso del modelo de valorización financiera”.
“El Estado renunció a su papel ordenador, y el resultado es una sociedad donde el tiempo libre desaparece, el descanso se fragmenta y la vida se monetiza hasta el último minuto”, afirma.
Mientras tanto, el Gobierno celebra los bajos índices de desempleo, pero los analistas advierten que esas cifras ocultan la proliferación de trabajos múltiples, precarios y mal pagos, que degradan la calidad del empleo argentino.
Conclusión: más trabajo, menos salario
En palabras de un dirigente sindical consultado:
“El pluriempleo, antes síntoma marginal, se transformó en el espejo más fiel del ajuste. No solo falta trabajo: falta salario digno.”